La
Pregunta
Antonio, se encontraba raro, no sabía exactamente que le
pasaba. Pero si notaba que las cosas que
había a su alrededor le eran completamente ajenas no había nada con lo que
poder identificarse, todo le resultaba distinto. Miro fijamente a la persona
que estaba sentada cerca de el y se lo pregunto directamente.
-¿Tú me conoces? ¿Sabes quien soy?
La mirada de incredulidad fue inmediata por parte del
sujeto.
-Claro; Trabajamos juntos, Antonio.
La respuesta cayo como una losa encima de Antonio, ¿Que
respuesta es esa? ¿Como que trabajamos juntos? Eso es suficiente para conocer a
una persona. Eso significa que conoce mis sentimientos, mis preocupaciones mas
profundas, mis alegrías, mis sueños, lo que hay dentro de mí… Todo esto pensó
Antonio y al mismo tiempo recordaba que
ese día no era como los demás.
Desde la mañana, miraba a las personas y se preguntaba que
les unía y que les diferenciaba unos de otros, le dio por identificarles con hormigas
en el hormiguero, unas saliendo, otras entrando, casi formadas militarmente, y
al mismo tiempo un relativo caos ¿Es posible que seamos diferentes? Que es lo que nos distingue de las hormigas, si también fuéramos observados
desde la distancia. Será que lo único que nos diferencia, sea el lugar donde
hemos nacido y nos vamos adaptando y desarrollando según el entorno donde nos
movemos, Nos vamos convirtiendo en una especie de robots con carne… Todo esto
se preguntaba Antonio mientras se decía que tenía que haber algo más, ¿Como era él realmente? ¿Que valores humanos,
son los importantes? Cuando conocemos a alguien nos preocupamos verdaderamente
por saber algo de esa persona. Inmerso en estos pensamientos Antonio volvió a
preguntar.
Si, pero yo me refiero a algo mas, como soy
-¡Joder Antonio! Pues un pesado ¿Que quieres que te diga?
Buena persona, responsable, trabajadora, lo normal.
Antonio se sintió todavía más defraudado, es decir, que contestaría
lo mismo a cualquiera que le hubiera hecho esta misma pregunta. Realmente habrá
alguien que me conozca o es que no me conocen porque tampoco tengo nada extraordinario para nadie. Tengo que
averiguarlo se dijo.
Al entrar al portal de su casa, vio a otra persona esperando
el ascensor, inmediatamente le hizo la misma pregunta. ¿Tú me conoces, sabes
quien soy?
Pero Antonio, si somos vecinos como no te voy a conocer. Que
cosas se te ocurren.
Otro que no me conoce, ni en el trabajo, ni los vecinos, de
pronto el pánico se apodero de Antonio, solo me queda preguntárselo a mi mujer.
¿Pero? Y si ella tampoco me conoce, me contesta algo así como, relativo al tiempo que llevamos casados o alguna cosa
parecida. Con más miedo que otra cosa saco la llave del bolsillo y abrió la
puerta. Su mujer le dio un beso, y lo mismo hicieron los hijos. Algo en el
semblante de Antonio empezó a cambiar, fue asomando más la sensación, como que,
las cosas ya no le eran tan ajenas, parece que algo se iba identificando a su alrededor y según avanzaba para su habitación al pasar
por el cuarto de sus hijos, las preguntas iban obteniendo alguna respuesta. Ya
en la habitación, sentado en la cama , miro la parte donde dormía su mujer, se
fijo en la mesilla, distinguió en primer lugar dos o tres libros, la
lámpara, el vaso de agua, miro al perchero donde estaba la ropa perfectamente
colgada , algunas fotografías… la cosa estaba cambiando.
Se dirigió al salón, allí estaba su mujer y sus hijos, miro
fijamente a estos y según los observaba,
le parecían mas altos, más guapos, más seguros, más independientes y más sólidos de lo que se veía a si mismo,
ya con esto empezó a sentir algo de orgullo e
inmediatamente fijo los ojos en
su mujer, como si tuviera que preguntarle alguna cosa importante, pero en ese
momento percibió un silencio, que contesto a cualquier pregunta que quisiera
hacer y que ya no recordaba cual era.
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